El nuevo tren bala japonés se inspira en los coches eléctricos

El nuevo tren bala japonés se inspira en los coches eléctricos

Japón acaba de estrenar su nuevo tren bala, el Shinkansen N700S, que ha sido desarrollado desde cero, lo que ha permitido introducir muchas novedades que eran imposibles en los modelos anteriores, basados en la misma plataforma. De esta manera, el N700S llega repleto de nuevas tecnologías, con lo que ha sufrido una renovación completa.

Uno de los grandes atractivos del nuevo Shinkansen estará en el placer de viajar en él con su nuevo sistema de suspensión activa, capaz de absorber los movimientos del tren, con lo que los mareos deberían ser menos comunes.

El viaje en sí será más cómodo gracias al espacio adicional, que ha permitido introducir nuevos asientos reclinables; lo que, junto con un nuevo enchufe eléctrico disponible en cada asiento, permitirá pasar las pocas horas del viaje trabajando con el portátil o viendo una película en la tablet.

Otros cambios menores se centran en la seguridad, que incluye luces que se activan automáticamente para recordar a los viajeros que cojan sus pertenencias cuando el tren se acerca a la estación, o la implementación de nuevas cámaras que permitirán una mayor visibilidad y el uso de algoritmos de detección de colisiones, como respuesta a los últimos suicidos y accidentes en los que los Shinkansen se han visto involucrados en los últimos años.

En cuanto a la velocidad, podrá alcanzar los 360 km/h, quedándose corto respecto al prototipo Alfa-X, y muy por detrás de los trenes maglev de China; pero en realidad, su velocidad operativa quedará restringida a los 285 km/h.

Pero sin duda, la novedad más interesante del N700S está en que es capaz de funcionar incluso sin recibir energía de la catenaria; por ejemplo, en caso de que se produzca un corte de electricidad por uno de los terremotos que el país sufre de manera periódica.

En estos casos, el conductor puede activar las baterías de ion de litio que el N700S incluye, y que le permiten moverse sin necesidad de recibir energía externa, por lo que su funcionamiento se desarrolla de manera parecida a un coche eléctrico, aunque la autonomía no es ni mucho menos comparable por el enorme peso del tren.

La idea es que el tren sea capaz de llegar hasta la estación más cercana para permitir bajar a los ocupantes con la máxima seguridad, en vez de quedarse parado en mitad de la nada. Además, si el terremoto ha ocurrido justo cuando el tren estaba en un túnel, esa energía almacenada le permitirá al menos salir al exterior y no dejar atrapados a los clientes.

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