Uno de los problemas que más limita el uso y la proliferación de los coches eléctricos es su autonomía, motivo por el que algunos fabricantes han propuesto modelos eléctricos con autonomía extendida, que permiten ampliar su uso y que se puedan utilizar para hacer largos recorridos.
Alguien podría pensar que un coche eléctrico de autonomía extendida es aquel cuenta con una especie de batería auxiliar que se puede utilizar para aumentar la autonomía, y con ello hacer algunos kilómetros más. Sin embargo, eso no es asía.
Un coche eléctrico de autonomía extendida es un automóvil en el que, además de las baterías que alimentan los motores eléctricos, se integra un motor de combustión que funciona como si se tratara de un grupo electrógeno con el que producir electricidad, y de esta manera poder continuar el viaje con las baterías agotadas.
Algunas versiones del BMW i3, denominadas REX, contaban con este sistema, mientras que modelos como el Opel Ampera o el Chevrolet Volt son exclusivamente eléctricos de rango extendido.
Teniendo en cuenta que en un coche eléctrico de rango extendido tenemos un motor de combustión para generar electricidad y poder seguir viaje, la diferencia con un híbrido puede es muy sutil, ya que en un híbrido enchufable tenemos dos coches en uno: un coche eléctrico 100 % con una autonomía que ronda los 50 km, a partir de los cuales lo que tenemos es un coche híbrido.
Sin embargo, en un coche eléctrico con rango extendido, cuando se agotan las baterías y el coche funciona con el motor de combustión generando electricidad, también tenemos un coche híbrido, con la única diferencia de que es un híbrido serie, y aquí radica la principal diferencia. En un eléctrico de rango extendido, las ruedas las mueve única y exclusivamente la electricidad, mientras que, en un PHEV, las ruedas unas veces las mueve la electricidad y otras veces el motor de combustión. Es decir, en un eléctrico de rango extendido no hay una unión mecánica entre el motor de combustión y las ruedas.
