La Unión Europea planea imponer una serie de estrictos requisitos y nuevas regulaciones para la fabricación de baterías para coches eléctricos, como parte de un plan para aplicar un estándar global que minimice el impacto medioambiental que supone la fabricación de baterías y el fin de su vida útil, enfovando la atención en las materias primas y en el proceso de fabricación.
Según ha afirmado el comisiario de Medio Ambiente de la UE, Virginijus Sinkevicius, Europa se convertirá de esta manera en el "segundo mercado mundial de baterías", pero solo lo hará de la mano de la sostenibilidad.
Esta nueva regulación se anunciará oficialmente antes de que finalice 2020, y abarcará desde el suministro responsable de materias primas conflictivas como el cobalto o el litio, hasta la fabricación con energías limpias, inisitiendo en la reducción de la proporción de sustancias peligrosas y en aumentar su vida útil.
El principal reto medioambiental del viejo continente en relación con el coche eléctrico, pasa de esta manera por decidir qué hacer cuando las baterías lleguen al final de su vida útil. Para ello, según el comisario de Medio Ambiente, "el nuevo marco debería aplicarse a todos los tipos de baterías y todo tipo de componentes químicos de las baterías, ya sea que se vendan por separado o que estén contenidas en productos".
En relación con este asunto, un reciente estudio científico concluyó que no existe una estandarización para las celdas de las baterías de iones de litio así como tampoco un etiquetado claro de su composición, además de que su compleja estructura dificulta mucho su reciclado. Esto quiere decir que en plena guerra por ver quién desarrolla el coche eléctrico con más autonomía y menor coste, cada marca fabrica las baterías con su propia tecnología, haciendo casi imposible una estandarización del proceso.
