Un coche eléctrico emite de media en Europa casi tres veces menos dióxido de carbono (CO2) del que expulsa a la atmósfera un automóvil equivalente de gasolina o de diésel, incluyendo también el generado durante su producción, según defiende un estudio elaborado por la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E).
El análisis desarrollado en el estudio tiene en cuenta diferentes criterios como la cantidad de CO2 que se emite cuando se produce la electricidad que moverá el coche o cuando se quema el combustible, así como el impacto del carbono de la extracción de recursos para las baterías o de la construcción de una planta de energía.
En el peor de los casos, un automóvil eléctrico con una batería producida en China y conducido en Polonia, donde existen redes eléctricas de alto consumo de carbón, aún emite un 22 % menos de CO2 que uno de diésel y un 28 % menos que un modelo de gasolina. Sin embargo, en la mejor de las situaciones en Europa, un vehículo eléctrico con una batería producida en Suecia y utilizado también en este país puede emitir un 80 % menos de CO2 que uno de diésel y un 81 % menos que uno de gasolina en toda su vida útil, desde la extracción de las materias primas para su producción.
En cuando a España, en la actualidad un automóvil eléctrico emite a la atmósfera un 67 % menos de dióxido de carbono que un modelo comparable de combustibles fósiles, según el informe de la organización, que ha destacado que de cara a 2030, en Europa los automóviles eléctricos expulsarán cuatro veces menos que los modelos de gasolina o de diésel debido a que la red eléctrica de la Unión Europea dependerá cada vez más de las energías renovables.