En Toyota han sido habitualmente críticos con los coches 100 % eléctricos, hasta el punto de que han apostado antes por el hidrógeno y por los coches de pila de combustible, al considerar que esteb tipo de vehículos no son la única respuesta al problema de la movilidad descarbonizada y que las enormes baterías son un sinsentido ecológico, económico y práctico.
Así las cosas, esta estrategia so no impide que Toyota haya propuesto varios numerosos coches eléctricos dentro de sus gamas, ni que en estos momentos estén desarrollando un híbrido enchufable (PHEV) con nada menos que 200 km de autonomía en modo eléctrico.
Para lograr esta amplísima autonomía en una versión "híbrida enchufable", se necesitará una batería relativamente grande, por lo que Toyota ha reorganizado recientemente su hoja de ruta de productos con el objetivo de hacer hincapié en los vehículos eléctricos de batería.
En estos momentos, el fabricante japonés y su marca de lujo Lexus producen cuatro modelos eléctricos: los Toyota bZ4X y bZ3X y los Lexus UX 300e y el nuevo RZ 450e.
Parece que el grupo quiere comercializar al menos 10 nuevos modelos eléctricos de aquí a 2026, y alcanzar así las 1,5 millones de unidades de eléctricos vendidas en todo el mundo; por lo que parece que los híbridos, uno de los tradicionales puntos fuertes de Toyota, no sólo no caerán en el olvido, sino que evolucionarán a PHEV de gran autonomía.
En este sentido, el vicepresidente ejecutivo de la compañía, Hiroki Nakajima, ha asegurado que Toyota está trabajando en una nueva generación de híbridos enchufables que recorrerán al menos 200 kilómetros con una sola carga de batería, unas declaraciones en las que el asunto del ciclo de homologación bajo el que obtiene esa autonomía será de menos, y donde lo importante es cómo lo lograrán.
Según la tecnología actual, un modelo 100 % eléctrico necesita al menos una batería de 35 kWh para lograr 200 km de autonomía en el ciclo WLTP, de modo que para una autonomía de 200 km reales, hablamos de una batería con capacidad de unos 40 kWh.
El problema es que en un coche híbrido enchufable, en el que además hay que cargar con el peso del motor de gasolina y la transmisión, la capacidad se puede ir fácilmente a más de 50 kWh. Un reto que parece que Toyota está decidido a afrontar.