Mientras que las fábricas occidentales de baterías de coche eléctrico siguen apostando por las celdas de litio-ferrofosfato, el fabricante chino, CATL acaba de presentar Naxtra, una batería de sodio que llega para remover las reglas no como un prototipo de laboratorio ni como una promesa lejana, ya que está certificada, verificada, probada y lista para su produccion.
La fabricación en masa de esta batería está previsto que comience en diciembre de este mismo año, y en cada parámetro capaz de ser medido se muestra muy superior a casi todo lo conocido: cuesta menos de la mitad que una batería convencional LFP, resiste mejor el frío y el calor extremos, se carga más rápido y lo más disruptivo: no necesita litio.
Hasta ahora, las baterías de sodio se limitraban a aparecer con prototípos en los congresos de energía, como un producto barato, pero con la pega de una escasa densidad energética. Además, su relación entre peso y potencia las condenaba a un segundo plano.
Ahora, la compañían china CATL ha eliminado este problema, llegando a convertrloo en virtud, ya que su nueva celda Naxtra logra 175 Wh/kg, una cifra que deja atrás a modelos tan extendidos, y en la práctica, significa más autonomía, menos peso, menos espacio necesario para obtener los mismos resultados… y una factura más pequeña, que no es poco, teniendo en cuenta que entre el 30 y el 40 % del precio de un coche eléctrico se debe a su batería.
Precio aparte, una de las claves de estea nueva batería pasa por su comportamiento térmico, un auténtico talón de Aquiles en las baterías de iones de litio por su fragilidad ante las temperaturas extremas, de manera que cuando el mercurio sube mucho, queda afectada y, sobre todo, cuando baja por debajo de cero, los electrolitos pierden movilidad, los iones se ralentizan y la batería entrega menos energía, a menor velocidad y con menor potencia.
Así las cosas, en regiones donde el invierno es crudo, esto se traduce en pérdidas de autonomía que llegan al 40 %, que a la larga se convierte en una de las principales causas del escepticismo hacia el coche eléctrico en destinos como Canadá o el norte de China, donde la penetración del coche eléctrico no acompaña a la de sus paisanos del sur.
En este contexto, Naxtra mantiene el 90 % de su capacidad utilizable incluso a –40 °C; y también lo hace a +60 °C, unas cifras sin precedentes, no solo en sodio, sino en cualquier tipo de tecnología electroquímica orientada a la automoción.
Todo esto CATL lo ha demostrado en el laboratorio y lo ha certificado el organismo de referencia en la industria automotriz china, el Catarc, bajo la nueva normativa GB 38031-2025. Esta regulación entrará en vigor en julio de 2026 y exige la eliminación total del riesgo de incendio por fuga térmica.
Así las cosas, Naxtra es por ahora la única batería de sodio del planeta que ha pasado ese examen, y no lo ha hecho en condiciones controladas, sino en simulaciones reales de colisión, sobrecarga, impacto inferior y ciclos extremos de recarga.
Según datos de la compañía asiática, la batería Naxtra puede recorrer hasta 5,8 millones de kilómetros manteniendo el 80 % de su capacidad original, lo suficiente para que un coche recorra la distancia de ida y vuelta a la Luna siete veces y lo haga sin una degradación apreciable, algo que ninguna batería ha conseguido antes.
En otro orden de cosas, esta tecnología llega en un momento especialmente oportuno y sirve de respuesta al colapso de ciertos modelos industriales, teniendo en cuenta que la burbuja del litio, que disparó los precios y las inversiones en países como Australia, Chile o Argentina, está empezando a desinflarse, y con ella, los márgenes de beneficio de muchas marcas occidentales que confiaban en seguir dominando el mercado de baterías con soluciones LFP.
En términos económicos, la nueva batería Naxtra cambia el equilibrio global al ser más barata, más segura, más duradera y no depender de las mismas materias primas.
Ademas, en el capítulo de velocidad de carga, esta batería puede absorber en pocos minutos lo que otras baterías necesitan media hora, de manera que, si la infraestructura lo permite, un coche podría recuperar 400 o 500 kilómetros de autonomía en menos de un cuarto de hora.
Por no hablar de la durabilidad, ya que esta pila conseguirá que el hasta ahora componente más efímero del coche eléctrico se convierte en el más duradero, lo que obligará a repensarlo todo: desde el diseño de los coches hasta el modelo de negocio de las marcas.