Los fabricantes europeos están apostando por el coche eléctrico motivados por una ley que exige que se vendan cada vez más EVs, y por el hecho de que estos tienen que ser competitivos. En este contexto la fabricación de baterías es clave, y parece que España podría estar a la vanguardia de la fabricacion de baterías en estado sólido en el continente europeo.
El caso es que Volkswagen acaba de a nunicar que empezará en este mismo 2025 a fabricar baterías de estado sólido, aquellas que no tienen el gel que si tienen las baterías actuales. Estas baterías tienen más duración, más facilidad de recarga y mayor densidad energética, lo que significa que en el mismo espacio pueden albergar más kilovatios hora de capacidad, proporcionando mayor autonomía.
Este anuncio de Volkswagen es especialmente relevante para España, porque la fábrica de Sagunto se está diseñando ya con las baterías sólidas en mente, algo que cambia la cadena de suministro y producción y que hará que se convierta en una de las primeras factorías a nivel mundial en ser diseñada con este tipo de tecnología.
Otra ventaja es que las baterías de Sagunto estarán destinadas en su mayoría a los eléctricos que el grupo Volkswagen fabricará en España, es decir, alrededor de 300.000 unidades entre el Polo y el Cupra Raval en Martorell, y una cifra similar entre el Skoda Epiq y el Volkswagen ID.Cross en Navarra, lo que vienen a ser 600.000 baterías sólo para la producción española.
A esto le seguiría el montaje del nuevo Volkswagen Up eléctrico, que se fabricará en Portugal, y a continuación podría seguir el suministro a otras plantas del consorcio alemán fuera de España, e incluso a Ford en Almussafes, según los acuerdos entre las dos marcas.
La llegada de este tipo de baterías podría cambiar las cualidades de los coches, haciéndoles mucho más competitivos, al contar con más capacidad de batería, más autonomía, mayor capacidad de recarga y un precio de producción a la baja respecto a las suministradas por otros fabricantes.
El caso es que si estos coches son competitivos y tienen éxito en el mercado, Volkswagen podría dar un giro radical a su estrategia con el coche eléctrico.
Entre las ventajas de esta apuesta, destaca la de poder ofrecer una alternativa tecnológica con muy buen rendimiento frente a los coches chinos, que están llegando con baterías de litio-ferrofosfato, que son mucho más económicas y permiten ajustar al máximo los precios, un ámbito en el que los fabricantes europeos tienen difícil competir.
En este contexto, parece que el futuro Volkswagen Up eléctrico costará menos de 20.000 euros, mientras que el Polo eléctrico debería rondar los 27.500 euros en adelante, unos precios bastante competitivos para lichar con la oferta asiática.