Las baterías sin cobalto podrían, más pronto que tarde, convertirse en serias cometidoras de las de iones de litio, que son predominantes en la industria, consiguiendo hacer los coches eléctricos más baratos, con mayor autonomía y sin materias primas críticas.
En este sentido, la compañía china SVOLT ya ha empezado a fabricar a gran escala una batería libre de cobalto, que está patentada a partir de níquel-manganeso (NMX), y que ya está produciendo dos tamaños :115 Ah y 226 Ah, compuestas por un 75 % de níquel y un 25 % de manganeso.
Gracias a la eliminación completa del cobalto, un metal pesado y además uno de los elementos del cátodo más caros y controvertidos, así como a un contenido reducido de níquel, las baterías de este gigante chino prometen ser más sostenibles y un 5 % más baratas que las clásicas; y además, prometen autonomías de entre 600 km y 880 km y más de 2.500 ciclos de carga.
SVOLT también asegura haber logrado mejorar significativamente el ciclo de vida y la vida útil de las celdas NMX en comparación con las celdas de batería Níquel-Manganeso y Cobalto (NCM) convencionales.
También Panasonic, uno de los principales proveedores de Tesla, presentó a principios de año sus nuevas celdas de batería de iones de litio con menos de un 5 % de cobalto, aunque en los próximos años el claro objetivo es que ese número sea cero.
Por otra parte, General Motors ya prepara sus novedosas baterías denominadas Ultium, que cuentan también con un bajo contenido en cobalto y prometen mantener los costes de las celdas en menos de 100 dólares por kWh.
Por su lado, Tesla lleva años reduciendo la cantidad de cobalto de las baterías de sus proveedores, hasta el punto de que las nuevas celdas de la batería de níquel, cobalto, manganeso y aluminio (NCMA) de su socio LG Energy utilizan un cátodo con un 90 % de níquel, lo que reduce notablemente el uso de cobalto. Se supone que los primeros coches en usar esas celdas serán los Tesla Model.
El cobalto tiene la cualidad de potenciar las propiedades de otros metales como el litio, el componente más usado en las baterías, por lo que los fabricantes de baterías acaparan cada año el 45 % de la producción global de este mineral. Sin embargo, se trata de un material limitado, caro y sujeto a las variaciones del mercado y además, cuenta con muchas implicaciones éticas.
Así las cosas, la búsqueda de materias primas sostenibles y económicas se ha convertido en la clave para que los coches eléctricos sean cada vez más baratos y con mayor vida útil, siempre teniendo en cuenta que la batería supone hasta el 40 % del coste de un coche eléctrico.