Durante años, los vehiculos híbridos enchufables (PHEV) han gozado de gran reputación ecológica, impulsados por datos oficiales que los presentaban como la solución intermedia perfecta entre los coches eléctricos y los tradicionales de combustión. Sin embargo, un reciente estudio publicado por la organización Transport & Environment (T&E) ha sacudido los cimientos de esta imagen, revelando que las emisiones reales de estos vehículos duplican, e incluso triplican, las cifras oficiales que se usaban como referencia.
La investigación de T&E, basada en el análisis de miles de trayectos y el comportamiento real de los usuarios de híbridos enchufables en Europa, concluye que el consumo de combustible y las emisiones de CO₂ de estos modelos están muy por encima de lo que declaran los fabricantes; y mientras los datos oficiales apuntan a unos consumos extremadamente bajos, en la práctica se ha demostrado que, salvo un uso muy disciplinado del modo eléctrico y recargas frecuentes, los PHEV funcionan la mayor parte del tiempo como vehículos de gasolina convencionales.
Según T&E, la diferencia entre las cifras oficiales y las reales es abismal; y en condiciones de uso cotidiano, las emisiones de CO₂ pueden superar los 120 g/km, cuando los fabricantes reportan valores que oscilan entre 30 y 50 g/km. Esta discrepancia se debe, en parte, a que el ciclo de homologación no refleja el uso real, de manera que muchas personas no recargan sus vehículos con la frecuencia necesaria, o realizan trayectos largos en los que la batería se agota pronto y el motor de combustión asume la mayor parte del desplazamiento.
El informe también pone de manifiesto que las políticas públicas que han incentivado la compra de PHEV mediante ayudas económicas y beneficios fiscales, se basaron en datos poco representativos, lo que ha provocado que estos coches, lejos de contribuir de manera significativa a la reducción de emisiones, hayan servido en muchos casos como una manera de sortear las restricciones impuestas a los vehículos más contaminantes, sin que el beneficio para el medio ambiente sea el esperado.
Así las cosas, los responsables de T&E advierten de que, de continuar con la actual política de incentivos a los híbridos enchufables, se corre el riesgo de ralentizar la transición hacia una movilidad verdaderamente sostenible. En este sentido, el informe recomienda que las ayudas públicas se redirijan hacia los vehículos 100 % eléctricos, que sí garantizan una reducción efectiva de las emisiones, y que se revisen los procedimientos de homologación para reflejar mejor los patrones de uso reales.
El estudio ha generado un intenso debate en el sector automovilístico y ha puesto presión tanto sobre los fabricantes como sobre los gobiernos de la Unión Europea para revisar sus estrategias de movilidad.
Los resultados de T&E invitan a una reflexión profunda sobre cómo se mide el impacto ambiental de los vehículos y obligan a replantear el papel que los híbridos enchufables deben desempeñar en la lucha contra el cambio climático.
En definitiva, el informe de T&E cambia por completo la percepción sobre los híbridos enchufables y demuestra que, a pesar de su potencial, la realidad de sus emisiones dista mucho de la imagen verde que hasta ahora proyectaban. El reto ahora es adaptar las políticas y la información al consumidor para que la transición hacia una movilidad limpia sea realmente efectiva y transparente.