La tecnología de las baterías evoluciona rápidamente y las actuales de iones de litio podrían estar finalizando su ciclo de vida para dejar hueco a una nueva tecnologia basada en sodio-hierro, que permitiría fabricar baterías no solo más baratas, sino tambien más potentes.
Una compañía estadounidense ha dado un paso revolucionario arrancando la producción de baterías de sodio-hierro, una tecnología que promete dejar atrás a las tradicionales baterías de litio.
De esta manera, la startup californiana Inlyte, ha dado a conocer que iniciará la fabricación de celdas basadas en esta novedosa combinación de materiales, utilizando sodio e hierro en la fabricación de estas baterías.
Durante la década de 1970, la empresa británica Beta Research ya experimentó con esta tecnología en vehículos eléctricos, pero entonces las baterías de iones de litio acabaron impidiéndose. Años más tarde, en la Universidad de Stanford, desarrollaron algunos diseños de baterías de haluro de metal de sodio con el objetivo de crear una solución de almacenamiento de energía más eficiente.
Este proyecto se materializó en Inlyte, que adquirió el equipo y las instalaciones de Beta Research, y en el año 2023, logró recaudar 8 millones de dólares para materializar su ambicioso proyecto.
Recientemente, la compañía cerró un acuerdo con la suiza Horien Salt Battery Solutions, que permitirá ampliar la producción de estas baterías en una planta establecida en Estados Unidos, consolidando una alianza que prometedoraen el ámbito de la movilidad eléctrica.
La principal ventaja de las baterías de sodio-hierro sobre las de iones de litio, pasa porque el sodio y el hierro son materiales muy abundantes, lo que conlleva un menor coste de producción, de manera que desde esta compañía estiman que cuando se fabriquen a gran escala, estas baterías podrían llegar a costar unos 35 dólares por kWh, mientras que las baterías de litio cuestan aproximadamente 139 dólares por kWh.
Además, estas nuevas baterías son más robustas y duraderas, funcionando perfectamente en condiciones climáticas adversas, con un riesgo de incendio prácticamente insignificante.
Otro aspecto clave de esta nueva tecnología de baterías es su capacidad para almacenar energía durante periodos extendidos, entre 6 y 24 horas, superando ampliamente las 4 horas de almacenamiento que ofrecen las convencionales baterías de iones de litio.
Tras validar esta tecnología en una planta piloto en el Reino Unido y al asociarse con Horien Salt Battery Solutions, Inlyte tiene previsto inaugurar una primera fábrica de baterías de sodio y hierro en Estados Unidos para el año 2027.
En cualquier caso, aunque estas baterías de sodio-hierro suponen una alternativa prometedora, aún presentan algunas limitaciones que frenan su adopción a gran escala, especialmente en el sector de la automoción, entre las que destaca una menor densidad energética, lo que significa que, a igual volumen o peso, una batería de sodio-hierro puede almacenar menos energía que una de litio, lo que se traduce en una autonomía más reducida para los vehículos eléctricos.
Este hecho limita su aplicación en vehículos que requieren largos recorridos entre cargas, haciéndolo menos competitivos frente a otros modelos ya consolidados en el mercado. Además, su mayor tamaño y peso suponen un reto en términos de diseño y eficiencia para los fabricantes, especialmente en un contexto donde se busca aligerar los vehículos para maximizar el rendimiento y reducir el consumo.
Otra dificultad de esta tecnología pasa porque, aunque es más barata en teoría, aún no ha alcanzado la suficiente madurez industrial que permita una producción a gran escala con costes realmente competitivos; de manera que al tratarse de un desarrollo relativamente reciente, existen pocas instalaciones preparadas para fabricarlas en masa, lo que eleva el coste inicial y ralentiza su implantación comercial.