Aunque pueda parecer que en España hay pocos lugares en los que cargar un coche eléctrico, la realidad es que nuestro país cuenta con más estaciones de carga eléctrica que gasolineras, según se desprende del cruce de datos de la aplicación Reve, que recoge el registro de puntos de recarga públicos en nuestro país.
Esta aplicación ha sido desarrollada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a partir de los datos de gasolineras de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC).
En concreto, los datos aportados confirman que hay al menos 12.727 ubicaciones de recarga pública para vehículos eléctricos, mientras que las gasolineras suman un total de 12.685 emplazamientos.
Por ubicaciones se entienden las localizaciones donde se puede cargar un coche enchufable, por lo que el número de puntos de recarga, es decir, la instalación física que proporciona la electricidad para recargar el vehículo, asciende a un total de 40.594, según las cifras oficiales.
Y es que la cifra de enchufes operativos que pueden encontrarse en carreteras, centros comerciales o vía pública, alcanzaría de forma oficiosa, según la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (AEDIVE), los 48.000, mientras que la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) los eñeva hasta los 52.107.
Estas organizaciones utilizan como fuente a los operadores encargados del despliegue de esta infraestructura, mientras que Reve se centra en aquellos de carga rápida, con una potencia igual o superior a 43 kilovatios; Aedive recoge todos, y Anfac utiliza como fuente la contribución de los usuarios a la base de datos de Electromaps.
En este sentido, el director general de AEDIVE, Arturo Pérez de Lucía ha detallado que “la cuestión es que hay una sobrecapacidad de puntos de recarga pública respecto al parque de vehículos actual y su media de uso está por debajo del 6%”.
Sobre porqué se ha instalado la percepción de que hay menos cargadores de los que realmente hay, Pérez de Lucía lo justifica en “una comunicación mal enfocada” por parte de “algunos sectores” que han lanzado “mensajes negativos” diciendo que “no hay infraestructura de recarga suficiente” y han “metido miedo en el cuerpo a los ciudadanos”.
Por su parte, la profesora de EAE Business School, May López, culpa a la falta de señales, afirmando que a diferencia de lo que ocurre con las gasolineras, no hay señales para saber dónde están las electrolineras, por lo que los usuarios de este tipo de movilidad tienen que conectarse a Internet para encontrar dónde poder recargar su coche; a lo que ha añadido, además, el hecho de que aún haya muchos puntos de recarga que están instalados pero no funcionan.
De esta manera, la lentitud de las administraciones públicas a la hora de obtener permisos y de las distribuidoras eléctricas a la hora de realizar la conexión a la corriente explicarían estas cifras, según defiende Bastian Verot, director general de Electra España y cofundador de la otra patronal del coche eléctrico, la Asociación de operadores de recarga ultrarrápida (AORU).
La hoja de ruta climática del Gobierno, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), establece una meta de 300.000 puntos de recarga pública en 2030 para acompasar el despliegue del vehículo eléctrico, con el objetivo de alcanzar los 5,5 millones en esa fecha.
Por otra parte, el sector reconoce que falta mucho por hacer respecto a los sectores profesionales, centrados en furgonetas o camiones, para avanzar hacia una infraestructura de recarga adecuada a sus necesidades, que no son las mismas que las de los turismos, por potencia de los enchufes y dimensiones de los espacios.
